Hasta hace no mucho tiempo, para ser un televidente fiel bastaba con sentarse siempre a la misma hora frente a la pantalla. Pero la desesperación por el rating está borrando esa costumbre. A veces basta con sentarse quince minutos después. Pero a veces ni siquiera eso garantiza la posibilidad de seguir el hilo de una historia. Así las cosas, la TV parece poner a prueba la verdadera vocación de seguidor del televidente, desconcertándolo. O maltratándolo, según el caso.(...)
Ser seguidor de algún programa no es fácil. Sólo el que está sentado todo el día frente al televisor puede enterarse de los cambios de último momento que se planean en las emisoras. Hubo viernes en los que se veía Sos mi vida. Hubo "semanas especiales" en los que las Amas de casas desesperadas aparecieron dos veces. Hubo veces que Hermanos & detectives se veía a las 23, y hubo un día en que fue probado a las 21.30.
La semana última el Comfer dio marcha atrás a su intención de multar estas desprolijidades.
Hace falta algo más que una brújula y una agenda para saber qué aparecerá en la pantalla. Pero a juzgar por el rating, parece que la fidelidad es lo último que se pierde, y parece también que los televidentes siguen a sus favoritos más allá de las arduas pruebas de paciencia a las que son sometidos.
Fuente: Diario La Nación.
