No necesita mayor presentación: Rodrigo Guirao Díaz es el actor que interpretó al joven jardinero que se convirtió en amante, y fogoso, de Gabriela Solís (Araceli González) en Amas de casa desesperadas.Las escenas de alto voltaje alteraron las corrientes sanguíneas de los (las) televidentes, además de la relación entre capítulos con participación de Rodrigo e impacto mediático conseguido. "Hubo demasiado revuelo para un personaje que sólo estuvo en 15 capítulos de 23,y que sólo tenía apuntadas dos escenas por cada uno", concede el joven de 26 años, perfumado y recién levantado, en su hotel de Villa Carlos Paz.
Sí, Villa Carlos Paz. En la discoteca Molino Rojo de esa ciudad, el actor cobra por hacer "acto de presencia" y no "un show erótico". Sin embargo, así lo promocionan los tarjeteros del Molino en la peatonal.
Mientras ahoga una medialuna en un tazón de café con leche, Guirao Díaz revisa su prehistoria, que no es otra cosa que su foja de servicios previa al batacazo. "Vengo del mundo de los castings para publicidad. Después de la devaluación, venían todas las productoras de Latinoamérica a filmar acá y hubo mucho trabajo. Con eso te garpás los estudios, te garpás todo", narra.
Según Rodrigo, mientras en el país apenas era una cara familiar por ser modelo publicitario, en España firmaba autógrafos. "Allá hice un comercial de Coca Cola y algunas chicas formaron un club de fans. De eso ya pasaron tres años", rememora.
Luego continúa: "Y en eso empiezo a estudiar teatro y me tiro lances para castings de series y novelas de acá. En Costumbres argentinas hice bolos (papeles de extra). Pero no me había gustado la experiencia y hasta fantaseé con dejar de laburar de actor... Qué se yo, no me había gustado el ambiente".
La reconciliación con la que es su profesión y medio de vida se dio a partir de una convocatoria para La niñera, donde hizo de novio de Agustina Córdoba en tres capítulos. Después no paró más: actuó en Historias de sexo de gente común, Paraíso rock y 1/2 falta, "el primer personaje medio fijo" que pegó en Pol-Ka. Ya se sabe lo que es Pol-Ka: la productora que adaptó Amas de casa desesperadas y que es propiedad de Adrián Suar, ex marido de Araceli González (¿le habrán gustado las comentadas escenas?).
- ¿Veías la serie en su versión original?
- No, sabía de su éxito, pero no la veía. Cuando me entero de las posibilidades de estar en la adaptación, voy y me la compro en DVD. La veo y digo "buenísimo". Y encima cuando me cuentan que las escenas eran con Araceli, presentí que algo iba a cambiar. Pero nunca tanto. Después de todo, sólo era un personaje chiquito.
- ¿Y cómo explicás el impacto?
- Por Araceli, antes que nada. Y después, que elegí bien cómo encararlo. Fui con determinación.
- ¿Cómo pensás capitalizar este rol bisagra?
- Hay dos maneras:la económica y la artística. Trataré de encontrar un punto justo entre las dos. Por caso, si me piden para ser galán por una buena plata al mismo tiempo que un papel interesante por la mitad, elijo el segundo. Cosas van a venir. Está en mí saber elegir.
- ¿Ser lindo puede ser una mochila en esta instancia?
- En la vida no es ninguna mochila... (risas.) El tema es que no me enorgullece ser lindo. No hice nada para conseguirlo. Laboralmente, está bueno aprovechar esa condición sin abusar demasiado. No me hace tan feliz que todo se agote en eso. Modelo para armar.
- Te pongo tres modelos de lindos hollywoodenses que tienen onda para construir una carrera: Brad Pitt, Tom Cruise y Johnny Deep. ¿Con cuál te identificás?
- Tipos lindos que sí supieron capitalizar su belleza en cine fueron, en mi opinión, James Dean y Marlon Brando. Y de los actuales, en lugar de los tres que me propusiste, me quedo con Leonardo DiCaprio. Le deben llegar roles para comedias románticas, sin duda, y seguro que rebota cinco libros por día.
- Recién citabas a Brando y a James Dean, dos recios. ¿Vos lo sos?
- Ese estereotipo tiene que ver con los papeles que interpretaron. La gente los relaciona con algo áspero, pero no necesariamente debieron haber sido así. He leído cosas de Brando, aun de viejo, en las que se podía intuir que era un caramelo. En fin, te contesto: soy un tipo agradable, muy fácil de llevar.
- Como Brando, un caramelo...
- El tema es que, al ser muy nuevo en esto, todavía no he eliminado ciertos prejuicios. Te explico:antes del personaje de Amas de casa... era un desconocido. En la conferencia de prensa del programa, terminé tomando helado en la cocina con los mozos. A eso no me lo olvido. Y desde que salió al aire el primer capítulo, quisieron hacerme notas todos, al mismo tiempo. Las hacía corriendo, sin problemas. Hasta que un día las entrevistas interfirieron en el hábito de memorizar las letras. Empezó a afectar el laburo y me agarró un susto. Aversión. Y ahí pueden haber pensado que era medio recio.
- Carlos Paz está saturada de vedettes y contaminada visualmente con fotos de sus partes. A vos, entretanto, en Molino Rojo te venden como un objeto erótico. ¿Tenés conflictos con eso?
- Éste es un trabajo extra y nada artístico. Lo hacen todos los actores y famosos de este país y se llama "acto de presencia". Antes, en un boliche tenía que pagar la entrada y los tragos. Y ahora me pagan por ir. En la medida que no afecte el desarrollo de mi carrera, lo voy a seguir haciendo. Con la plata, me podría pagar un curso acelerado de inglés en Estados Unidos o uno de actuación en Cuba. Cuando llego a Carlos Paz por primera vez, me entero de que iba a dar un show erótico, caliente o no sé qué. Y yo no puedo dar un show de nada. No me interesa. Además, no tiraría por la ventana el mejor momento de mi carrera. ¿Qué te puedo decir sobre la contaminación visual? En un momento, todos los culos son iguales.
- Te convocaron para la versión colombiana de "Amas de casa...". ¿Aprendiste el "neutro"?
- Lo empecé a laburar, pero en el momento les pareció bárbaro que hablara en argentino.
- Es linda la colombiana que te tocó?
- Muy linda, pero es ecuatoriana y muy famosa en México. Aun así, no tuve la presión de la primera escena como cuando estuve con Araceli.
- ¿Que te pasó en ese caso?
- Me preguntaba a cada rato:"¿Qué estoy haciendo acá?".
- Es linda la colombiana que te tocó?
- Muy linda, pero es ecuatoriana y muy famosa en México. Aun así, no tuve la presión de la primera escena como cuando estuve con Araceli.
- ¿Que te pasó en ese caso?
- Me preguntaba a cada rato:"¿Qué estoy haciendo acá?".
Fuente: La Voz del Interior.
